Sin apenas test, pero con un bagaje mundialista envidiable, Andreas Mikkelsen ha dado una auténtica lección de cómo pilotar en el Monte-Carlo. Ha terminado aventajando en más de tres minutos a Jan Kopecký, ex-campeón continental y vigente campeón de la República Checa.
La escuela de Volkswagen sigue vigente, y parece ser que seguirá, gracias a los pilotos que acogió durante cuatro temporadas. Si bien el campeón del rally ha sido Sébastien Ogier y la plata se ha ido para Jari-Matti Latvala, el oro en la segunda categoría del mundial se ha ido para Andreas Mikkelsen. El noruego no ha dejado opciones a nadie, ni siquiera al experimentado Jan Kopecký.
Son dos pilotos que ya se conocían. Hace cinco años coincidieron en el ya extinto Intercontinental Rally Challenge, siendo el título para un excelente Andreas Mikkelsen que, unos meses después de ganarlo, firmaría un contrato con Volkswagen Motorsport que le ha mantenido cuatro años en la máxima categoría. Kopecký, que primero se encontró a Juho Hänninen y después a Mikkelsen, tuvo que esperar varios años para ganar su primer galardón continental.
Por detrás de la pareja de Skoda ha terminado Bryan Bouffier, conocedor de los tramos monegascos y galos, que nada ha podido hacer contra la armada checa. Eric Camilli se ha quedado fuera del podio. El francés ha sido relegado esta temporada al Ford Fiesta R5 con un programa que ya hizo Elfyn Evans en 2016. Quentin Gilbert, Emil Bergkvist y Andrea Crugnola completan la clasificación del WRC-2.