Después de casi tres décadas de influencia absoluta por parte de las marcas en los rallyes, este año vuelve el deporte amateur para salvar los rallyes.
Atrás quedaron los años de coches costosos y departamentos de competición de las marcas, aún más costosos, departamentos que en ocasiones crearon preparaciones bajo homologaciones específicas y también onerosas fórmulas de promoción.
Buenos tiempos cuando los recursos fueron boyantes, y no tanto cuando llegan las estrecheces. De una u otra forma los rallyes regresan a sus orígenes para ser un hobby, y que de esta forma el aficionado pueda correr con su potente coche de diario, es decir se vuelve la mirada hacia el deportista de base.
La noticia de la RFeA de permitir correr y puntuar a los Kit Car, y no sólo a estos vehículos de finales de los noventa o principio de los dos mil, porque también podrán competir vehículos de serie de altas prestaciones, como los Opel OPC, BMW M3, Ford Focus RS, etcétera, (está lista la publicará pronto la federación, esperemos), es sin duda un gran noticia. Julián Piedrafita, como asesor de la Comisión Técnica de la RFEA, ha sido el impulsor esta idea, haciendo valer un criterio que nunca debió ser denostado de los campeonatos nacionales, arrinconando al mero aficionado a correr sólo en campeonatos regionales con coches anticuados no pudiendo usar su coche favorito, que usa a diario y larvando el automovilismo de base. Promociones como esta implicarán no tenerse que gastar entre diez y quince millones de las antiguas pesetas en correr una Fórmula de promoción con un coche que en muchos casos tiene menos potencia que el usado para ir a trabajar, dejándolos, además, aparcados en un rincón después de cada carrera, por no ser de más utilidad. Sin embargo ahora se ofrece la posibilidad de correr con tu M3, o Alfa, o Seat, da igual con tal de que esté en la lista que dará la federación, con sólo agregarles las medidas de seguridad reglamentadas y pudiendo ser utilizados con normalidad.
Este nuevo panorama se me antoja parecido a la época de los sesenta/setenta en la que empezábamos a competir con nuestro coche de diario, al que íbamos agregando sucesivas mejoras de motor (las preparaciones de Gr2 por ejemplo, permitían modificar un coche libremente sobre el coche de serie), aumentar la cilindrada hasta el tope de la categoría, admisión y escape, mejorar el mismo esquema de suspensiones de origen, aumentar la vía mediante aletines, mejorar frenos, etc., ¿no os recuerda a un Kit Car? Pues sí. Se antojan parecidos, la única diferencia es que antes podías mejorar con materiales libres determinados órganos del coche manteniendo el resto de serie, mientras que un Kit Car u otros coches sujetos a homologación del fabricante, tienen que hacerlo integralmente. Esta medida difundirá más el deporte, se verán coches con pegatinas por las calles, en los pubs, en las tertulias de amigos, el automovilismo se vivirá más en la calle y se llegará a más posibles aficionados.
A la par de aplaudir esta medida, también creo que se debería, sobre todo en estos tiempos tan difíciles, rediseñar el programa de los rallyes nacionales, pues no resulta coherente que para correr un rallye de diez o doce especiales tenga el equipo que desplazarse desde el martes o miércoles anterior con el presupuesto que implica. Se debería permitir entrenar uno o dos fines de semana anteriores, postulando las medidas organizativas adecuadas, suprimir la pre-salida protocolaría y hacer las verificaciones los viernes para correr el sábado, o de sábado a domingo, aprovechando la noche, de este modo se abrirá la posibilidad de que puedan acudir pilotos de otras comunidades. En cualquier caso será maravilloso volver a oír cómo, desde el fondo del valle, esos motores atmosféricos de los Kit Car, giran a más de nueve mil revoluciones y se aproximan y se alejan montaña arriba, ¡¡¡uuufff!!!, todavía se me eriza el bello.
Fuente: AutomovilZona