Piedra sobre piedra, una imponente ladera rocosa que se antoja el mejor lugar para escenificar la metáfora de Sísifo y parece no tener fin, algunas motas de vegetación salpicando de verde el paisaje granítico, y una estrecha tira de asfalto gris, serpenteante como un ovillo de hilo, que se pierde a lo lejos, en el horizonte, allí donde la vista encuentra la claridad celeste mezclada con la inmensidad del Mediterráneo en una amalgama de azules que parece haber nacido en la paleta de un pintor.
Así es Córcega, el lugar que vio nacer al militar de mirada decidida y tamaño reducido que aspiraba a conquistar toda Europa, la isla de lugares recónditos y carreteras infinitas donde se celebra el Tour de Corse, uno de los rallyes más añejos y carismáticos del Mundo, el escenario donde perdió la Vida, hace ahora un cuarto de siglo, una pareja mítica como Henri Toivonen y Sergio Cresto… el lugar donde un joven belga de veintidós años, patillas anchas y cara de buen estudiante, aspira a graduarse este fin de semana en un escenario reservado a los mejores.
Thierry Neuville formalizó su integración al equipo Kronos Racing en el Rallye Islas Canarias del pasado año, después de haber sido elegido para pilotar el Peugeot 207 S2000 de BFGoodrich en el Rallye de Ypres de 2009. Aunque su juventud le acarreaba una fama de fogoso que alimentó en ciertas ocasiones, el belga, respaldado por un importante apoyo económico -en 2010 disputó también el JWRC sentado en un Citroën C2 S1600 con el que ganó en Bulgaria-, demostró su anunciado talento subiendo al tercer peldaño del podio la pasada temporada en los campos de Flandes, donde cuajó ese primer gran resultado necesario en la carrera de un piloto para depositar confianzas propias y ajenas. Y, una vez conseguido ese primer aprobado con nota, le espera la graduación este fin de semana en la tierra de Napoleón.
Neuville acabó como líder la etapa del jueves después de imponerse en los dos tramos celebrados. Esta mañana partía con la asumible presión de encontrarse por vez primera en ese lugar, y lo demostraba haciendo un trompo en el primer tramo del día. Ese error fruto del nerviosismo dejaba al ganador del Montecarlo, Bryan Bouffier, compañero de marca, no así de proveedor, muy próximo al liderato, posición que el francés alcanzaba en la siguiente especial, donde otro hombre de Peugeot, en este caso el representante de los concesionarios británicos, Guy Wilks, se salía de la carretera cuando cerraba el trío de cabeza que formaban hasta entonces los hombres del león. Pero los astros se volvían a alinear en favor de Neuville, de modo que Bouffier pinchaba poco después de tomar la salida en el quinto tramo del rallye cediendo más de un minuto y dejando sus opciones a la victoria en manos de Neuville.
En el comienzo del último bucle del día las cunetas corsas recibían un nuevo visitante, en este caso toda una leyenda como Ari Vatanen, que tenía un accidente al volante de un Peugeot 207 RC con el que estaba desempeñando las labores de coche 0 junto a su vástago. El espigado finlandés era trasladado en helicóptero aparentemente sin revestir daños de gravedad, el tramo quedaba neutralizado para los primeros espadas, y la carrera se reestablecía con otra demostración de rapidez por parte de Neuville, que, después de liberarse de la competencia de sus compañeros, se imponía en las dos últimos especiales anunciando que sus cronos del día anterior no habían sido mera inspiración. A expensas de los seis tramos del sábado el joven belga lidera la general con 23″4 de rédito sobre el Skoda Fabia S2000 EVO-2 del checo Jan Kopecký, que a su vez lleva a otro flamenco, Freddy Loix, a 4″3. Todo apunta a que mañana Marc van Dalen asistirá a la consagración de su pupilo. Parece que el destino ha elegido Córcega como enclave de la primera victoria en el IRC de ese joven piloto que ya tiene fecha para graduarse.
Texto: revistascratch.com