En un sector que se recorre a elevada velocidad, un alce irrumpió imprevistamente sobre el camino y por fortuna el sueco, logró esquivar en parte al animal, golpeandolo en una de sus patas delanteras.
Los altos bordes de nieve, la velocidad y sobre todo los más de 400 kilogramos del alce hace que si es embestido de lleno sea una trampa mortal para el animal.
Andersson logró un milagro al rozarlo con el guardabarros delantero, salvando una circunstancia extrema, que lamentablemente se repite en territorio sueco, donde la gran cantidad de animales, se asustan por el ruido de los motores y cruzan las carreteras.
Fuente: RallySports