Como niño de papa,empecé en un Rallye do Lacón allá por el año 92 copilotando a mi padre… bueno chapurreando cuatro notas pero con una ilusión y pasión inquebrantables, mientras tanto, daba mis primeros pasos con un SEAT Panda gr. A que el mismo me había regalado, con caja buena, motor Abarth y todo eso. La misma semana que saqué el carnet (ya antes de cumplir los 18 había hecho la teórica), debuté en otro Lacón en el 95, con un 205 gr. A, quedando segundo de nuestra clase y con una ambición desmesurada.
Por el camino fueron quedando grandes logros, como un 5º en un Rias, un 10ª en Almofrei y algún que otro accidente para comprobar las bondades de las carrocerías de AR Vidal. Al año siguiente, siguiendo como niño de papa, nos compramos dos 106 rallye gr. N para salir al Nacional pero antes de debutar, mis notas se resintieron de tanto “éxito” mental y papaito, vendió todo por cuatro duros y llegó mi primer revés en las carreras con paro forzoso hasta semana santa, donde las notas volvieron a ser decentillas. Volvimos el resto de la temporada con el 205, con resultados notables y de esa manera había superado mi crisis deportiva.
Al final de esa temporada, mi familia sufrió una crisis importante económica y todo el apoyo que me podía brindar se esfumó. Por suerte antes habíamos comprado ya otro 106 del desafío. Aquí empezó para mi la realidad de los rallyes: pelear, luchar, petar puerta por puerta…. y tener muy buenos amigos en momentos clave. Vendiendo el 205 y con pequeños apoyos empezamos la temporada en el Desafío Peugeot Galicia donde tendría que superar otro escollo importantísimo: mi propio ego, que estaba subidísimo después de tanto elogio de aficionados y prensa, que se tradujo en un sin fin de accidentes y pobres resultados. Después del primero, muy fuerte en el tramo de Touro, se acabó el presupuesto y de nuevo había que dejarlo, cuando gracias a Santi encontramos a BOTONES HISLA, que nos patrocinó con 1.200.000 pesetas de la época y pudimos acabar la temporada. Segunda crisis superada.
Con la ayuda de la venta de un 309 gr A de mi familia y la venta del 106 1.3, pudimos hacer un 1.6 que tenía de calle y nos embarcamos al Desafío 98. Otro accidente importantísimo en Touro, donde rompimos un muro, tiramos un manzano…. hechó al traste con el presupuesto y de nuevo en la estacada nuestros sueños pero como un milagro y tambien con mucho trabajo de despacho apareció RENANOR, donde entramos a pedir 25.000 ptas. para la inscripción y nos llevamos otro 1.200.000 ptas. Tercera crisis superada.
A partir de ahí me enfrasqué en un reto personal importante, montar mi propio negocio y evidentemente las carreras tuvieron que esperar, vendiendo el coche para Cantabria y quedando de nuevo parado. Cuando el negocio empezó a arrancar y ya podría sacar hasta un sueldo para mi, con la ayuda que pequeñas empresas amigas y con lo que me sobró de la venta, me acerqué a Vimianzo y le alquilé el famoso 106 GR. A C-0909-BL, que acabé comprando, matando el gusanillo con rallyes y subidas de casa salteadas. Cuarta crisis superada.
Después de varios con la bala plateada con grandes satisfacciones, un día se me ocurrió ir por Vimianzo y al ver un 106 kit car rojo, me enamoré locamente y acabé comprándolo a la semana siguiente, entregando el gr. A y con detalles por parte de Ricardo que nunca olvidaré. Corrí tambien varios años con el, disfrutando de las carreras como nunca y logrando grandes resultados pero casi costeándomelo todo del bolsillo. Una pequeña crisis y con la motivación un poco tocada por no poder tampoco mejorar y evolucionar me hicieron despedirme de nuevo y casi descartar ya volver a correr, vendiendo el coche y dejando de ir a las carreras, comprar revistas o incluso relacionarme con gente de las carreras, haber si así esta adicción se iba de mi cuerpo de una vez.
En el 2007 cometí la imprudencia de ir a ver una subida a Pontevedra y ya la sangre empezó a hervir al ver a unos aparatejos diabólicos con motor de moto. Al mismo tiempo mi amigo Alex me preguntaba que había pasado para dejar de correr y se ofreció a ayudarme si yo compraba un coche y sin poder resistirlo más, el Lunes ya estaba en Outeda haciendo mil preguntas y acabando por comprar mi formula y acabando con la crisis más duradera… la quinta.
A partir de ahí, cada año Alex estaba más y más implicado y al ver que los resultados eran mejor incluso de lo esperado, nos siguió apoyando y por iniciativa propia, comprando cada año algo nuevo y cumpliendo año a año cada uno de mis sueños realizables: Ganar mi primera carrera absoluta, Subcampeón del trofeo el primer año, Campeón al siguiente, disputar carreras del nacional, Campeón de CM y ahora luchar por el Gallego.
Nunca, nunca podré agradecerle todo lo que él me ofreció, pero los sueños casi siempre se acaban y ahora es el momento de arrimar el hombro, son momentos económicos muy difíciles y no es que no quiera seguir, sino que le es imposible.
A partir de ahí, y después de superar el primer momento de bajón, me di por vendido pero una llamada de Andrés Vilariño me hizo reaccionar. Un aficionado le había llamado para pedir ayuda para mi. ¿Cómo podía quedarme de brazos cruzados cuando había gente que trabajaba para verme correr? Recibí mil muestras de apoyo a través de las redes sociales, sms, mails y no podía quedarme parado y no lo voy a hacer. Alex nos cede los coches mientras no se vendan y voy a trabajar todo lo que sea para estar en las carreras que faltan para poder luchar por el título.
No os podeis imaginar lo que puedo sentir cuando me llama una persona y me dice que me quiere ayudar porque vió todas las muestras de cariño y algo bueno tenía que tener pero que no quería que le pusiese nada al coche para que no le pidieran otros.
Hasta Vigo creo que hemos superado la primera batalla de la enésima crisis y queda mucho camino por recorrer pero espero salir airoso. Pero si no se consigue, no pasará nada porque se que tarde o temprano volveré, aunque sea de manera aislada y podré agradeceros todo el cariño que me ofreceis en cada carrera.