El rally griego se ganó su fama cuando el mundial pasaba por allí. Duro y caluroso, siempre fue uno de los más temidos junto con el también desaparecido Rally de Chipre. Este fin de semana ha vuelto a suceder. Nasser Al-Attiyah, Kajetan Kajetanowicz y Bruno Magalhaes han sido los protagonistas del drama heleno, digno de las mejores epopeyas de sus poetas clásicos.
El campeón, Kajetanowicz, a pesar de hacerlo por una holgada diferencia de más de dos minutos, también ha sufrido. Aunque, evidentemente, de todos ha sido el menos perjudicado. El polaco tuvo que remontar desde la sexta plaza. Tsouloftas (Citroën DS3 R5) y Tsolakidis (Skoda Fabia R5) fueron los primeros en colocarse por detrás. Posteriormente le tocó a Nikolay Gryazyn, hermano de Vasily Gryazin, también ex-piloto del ERC Junior. Su Skoda acabó envuelto en llamas aunque, por suerte, sus navegantes salieron ilesos.
Así, Kajto se coló en el podio. Nasser fue el siguiente en sufrir problemas. Se quedaba parado en mitad de la séptima especial, perdiendo dos minutos y, con ellos, el liderato. La lucha ahora se quedaba entre Kajetanowicz y Magalhaes. El líder del campeonato continental ostentaba el liderato, aunque problemas en la caja de cambios le terminarían haciendo ceder mucha ventaja. Kajetan estaba intratable, y el final fue el esperado: le arrebataba la posición en el larguísimo noveno tramo – 33 kilómetros – y mantenía la plaza hasta la meta.
Poco después se desataría el desastre para Al-Attiyah. El qatarí abandonaba por problemas en su dirección asistida. «Mismo problema que en el primer bucle, la dirección se bloqueó en algunos baches y tuvimos un golpe en el frontal» se quejaba al cierre del décimo tramo. A Kajetanowicz y a Magalhaes, que se mantiene líder del ERC, les acompañaría en el podio el polaco Grzegorz Grzyb a bordo de otro Skoda Fabia R5. Murat Bostanci, tercero hasta la última especial, sufrió un accidente en los kilómetros finales del rally.